En el artículo El «vampirismo» energético vimos cómo éste afecta a nuestra cantidad de energía. Ahora veremos cómo el fenómeno llamado efecto diapasón afecta a nuestra calidad energética, a su tipo de vibración y a nuestras emociones.
El ser humano, como cualquier animal, ante una situación de peligro actúa de dos maneras posibles: miedo (salir corriendo) y rabia (luchar). En esos procesos generamos una energía «extra» que nos ayuda a llevarlos a cabo. Hoy en día, ante una situación de miedo o rabia, ni salimos corriendo ni luchamos. Entonces, ¿qué sucede con la energía extra que no consumimos?
Nuestro organismo está estrechamente vinculado con las emociones. Pulmón, corazón, diafragma, intestino, estomago… todos ellos reciben el impacto de nuestras emociones y la energía extra se almacena generando bloqueos y desequilibrios energéticos.
Un bloqueo energético no es otra cosa que la energía de una emoción no expresada. En nuestro cuerpo almacenamos esos bloqueos energéticos y con el tiempo, estos se manifiestan de manera física.
Cuando hay un bloqueo energético, nuestro cuerpo actúa para alcanzar el equilibrio. Para ello, canaliza la energía que necesita el órgano llevando menor aporte energético al resto y reequilibrando el organismo a la nueva realidad, dando lugar a dolores físicos y enfermedades.
Una manera de evitar esta situación es despertar nuestra energía bloqueada cuando entramos en contacto con una energía similar «vibrando» de manera contundente. A esto lo conocemos como efecto diapasón.
Con el Reiki podemos trabajar nuestro sistema energético, liberar los bloqueos emocionales y descubrir que nuestro entorno cambia. La gran ventaja del Reiki es que no necesitas saber qué está ocurriendo ni por qué. Lo único que necesitas es ser consciente de que algo en tu interior te hace vibrar, aplicar Reiki y liberar la energía que te hace daño.
En definitiva, el Reiki aporta a tu vida bienestar e higiene emocional, un cambio energético interno y externo, tomar conciencia de tus bloqueos emocionales y mejorar tu calidad de vida.
Agradezco a las personas que me rechazaron y que me dijeron que no. Por causa de ellos, he obrado por mí mismo y he llegado hasta aquí.